Hacia la industrialización de la energía azul

El despegue del sector de la energía oceánica renovable en el entorno europeo, podría ser un hecho. La Comisión Europea acaba de presentar un plan de acción con el que elaborar una hoja de ruta estratégica para este sector y que podría servir de base para una iniciativa industrial en el viejo continente.

Y es que nuestros mares y océanos suponen una gran fuente de energía renovable, cuestión que explica el progresivo desarrollo de tecnologías para explotar el potencial de las mareas y las olas, así como las diferencias en la temperatura y la salinidad.

El objetivo es industrializar el todavía incipiente sector de la energía azul de forma que su explotación contribuya a la descarbonización de la economía de la UE.

De esta forma, se proporcionaría una energía renovable segura y fiable para Europa que, además, generaría un gran crecimiento económico junto a la creación de empleo especialmente en las zonas costeras de Europa, que, a menudo, soportan una alta tasa de desempleo.

El elemento central del plan de acción proyectado por Bruselas será la creación de un foro de energía oceánica que reúna a las partes interesadas para reforzar las capacidades, estimular la cooperación, crear sinergias, aportar soluciones creativas y, en definitiva, impulsar el sector.

Para el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, la energía oceánica “tiene un gran potencial para incrementar la seguridad de abastecimiento”.

Esta afirmación está en línea con las previsiones que concluyen que los recursos de energía oceánica disponibles en todo el mundo superan nuestras necesidades energéticas actuales y futuras, teniendo en cuenta que pueden aprovecharse de muchas formas, por ejemplo, a través de la energía de las olas y de las mareas.

Además, la explotación de la energía de los océanos permitiría a la UE avanzar hacia una economía hipocarbónica y, así, al reducir la dependencia respecto a los combustibles fósiles, mejoraría la seguridad energética.

Y, también, la energía oceánica podría contribuir a equilibrar la producción de otras fuentes de energía renovables, como es el caso de la energía eólica y la energía solar, para garantizar un suministro eléctrico total estable de energía renovable a la red.

Sin embargo, a pesar de su potencial indiscutible, este prometedor sector se enfrenta a varios desafíos.

En concreto, los costes tecnológicos son elevados y el acceso a la financiación es difícil; asimismo, hay que considerar que existen grandes obstáculos de infraestructura, como, por ejemplo, problemas de conexión a la red o de acceso a instalaciones portuarias adecuadas y a buques especializados. Y, también, encontramos obstáculos administrativos en el caso de los procedimientos de autorización y licencia complejos, que pueden retrasar los proyectos y elevar costes.