El Convenio de las Naciones Unidas sobre el Contrato de Transporte Internacional de Mercancías Total o Parcialmente Marítimo fue aprobado en la Asamblea General del 11 de diciembre de 2008.
Conocido como las Reglas de Rotterdam, se trata de un texto que aún no está en vigor porque si bien hay más de 20 estados firmantes tan solo España y Togo están adheridos formalmente. No obstante, es muy significativo el precedente español al tratarse de un país cargador.
Este Tratado Internacional tiene como objeto fundamental regular el transporte internacional por mar de líneas regulares y está llamado a sustituir a las conocidas Reglas de la Haya-Visby, normativa actualmente en vigor en la gran mayoría de los Estados.
La aportación fundamental de este Convenio es que dota al derecho marítimo de un régimen legal uniforme por el que se regulan los derechos y obligaciones de los cargadores, porteadores y destinatarios sujetos a un contrato de transporte puerta a puerta, siempre y cuando comprenda un tramo internacional por vía marítima.
Además, este marco jurídico da respuesta a las nuevas realidades comerciales y tecnológicas, en el que se busca un mayor equilibrio entre los distintos actores del negocio marítimo, incluyéndose la contenerización de la carga y los documentos electrónicos de transporte.
Entre sus ventajas, por tanto, junto a la uniformidad, destacar que se trata de un régimen completo y exhaustivo por su gran perímetro regulador. Aborda materias que hasta ahora no se habían recogido en ningún texto normativo internacional en materia de contratación de transporte marítimo.
Así, las Reglas de Rotterdam no sólo regulan el régimen de responsabilidad del porteador marítimo, sino que también contemplan otros aspectos como las obligaciones de las partes que participan en el contrato de transporte marítimo (arts. 11-16; arts. 27-34); las características y funciones de los documentos de transporte (arts. 35-41; arts. 50-56); las peculiaridades de los transportes en contenedor o el régimen de la transferencia de derechos reales sobre las mercancías (arts. 57-58).
Señalar, también, que aporta una importante vertiente innovadora al dotar de un mayor alcance al concepto de transporte marítimo y regular el transporte door to door. Asimismo, define de forma clara quiénes son los sujetos intervinientes en el transporte al eliminar la categoría de porteador efectivo y sustituirla por una amplia referencia a las partes ejecutantes del transporte.
Finalmente, por la manera de determinar la jurisdicción competente para aplicar la normativa propia de las Reglas de Rotterdam, podría decirse que facilita el acceso a los tribunales de los perjudicados en el transporte marítimo.The United Nations Convention on Contracts for the International Carriage of Goods Wholly or Partly by the Sea was approved in the General Meeting held on 11 December 2008.
Widely known as the Rotterdam Rules, the text has not been enforced yet since although more than 20 nations have already signed it, only Spain and Togo have ratified it. Nevertheless, the precedent set by Spain is of great importance given its nature as a country of shippers.
The primary purpose of this International Treaty is to regulate international carriage of goods by sea through regular lines and is due to replace the Hague-Visby Rules, currently in force in most countries.
The most important contribution of this Convention is the fact that it provides a standard and common legal framework governing the rights and obligations of shippers, carriers and consignees under a contract for door-to-door shipments that involve international sea transport.
Besides, this legal framework responds to the needs of commercial and technological industries which try to achieve a better balance between the agents involved in the shipping business by including shipping containers and electronic transport records.
Therefore, apart from legal unification, one of its main advantages is the fact that it is a comprehensive and complete regime governing a wide range of issues. It addresses certain aspects that had not yet been included in any international standard on contracts of carriage of goods by sea.
Thus, the Rotterdam Rules govern not only the liability regime of the carrier but also other aspects such as the obligations of the parties in the contract of carriage of goods by sea (articles 11-16; articles 27-34); characteristics and functions of transport records (articles 35-41; articles 50-56); special characteristics of shipping in containers or rules for the transfer of ownership on goods (articles 57-58).
We must also point out that the extension of the scope of sea transport and the regulation of door-to-door transport are the result of an innovative approach. Besides, the document clearly defines who the agents involved in the transport actually are, by removing the category of performing carrier and replacing it with an extensive reference to the parties executing the carriage instead.
Finally, because of the way of determining the proper jurisdiction to apply the Rotterdam Rules, it could be said that it eases access to courts by the wronged parties in sea transport.