Las instituciones europeas -la Comisión, el Consejo y el Parlamento- han llegado a un importante acuerdo sobre las propuestas para transformar el panorama actual de carreteras, ferrocarriles, aeropuertos y canales europeos en una red de transporte unificada (RTE-T).
A falta de aprobación oficial por parte del Pleno del Parlamento Europeo y el Consejo, se trata de un acuerdo histórico teniendo en cuenta que creará una potente red europea de transporte entre los Estados miembros.
Se busca una estrategia basada en los proyectos transfronterizos junto a la interoperabilidad e intermodalidad entre los diferentes medios de transporte.
Existirá una conectividad real entre el este y el oeste, sustituyendo el actual sistema fragmentario por una red auténticamente europea sobre la que asentar el crecimiento y la competitividad en el mercado único europeo.
En opinión de San Simón & Duch, esta nueva red supondrá «ahorrar costes, agilizar tiempos y, en definitiva, hacer más eficaces los transportes».
Es sabido que los transportes son vitales para la economía europea. Por tanto, unas buenas conexiones son vitales en el desarrollo de nuestros mercados. En la actualidad, las carreteras europeas cuentan con un total de 5.000.000 kilómetros, de los cuales 65.100 son autopistas; 212.800 kilómetros de líneas de ferrocarril; y, 42.709 kilómetros de vías navegables.
Así, se prevé la creación de aquí a 2030 de una red principal que constituya la columna vertebral del transporte en el mercado único. También el mecanismo “Conectar Europa”, de financiación de infraestructuras de transporte, dará prioridad a esa red principal de transporte, colmando las lagunas que existen en los enlaces transfronterizos, eliminando cuellos de botella y haciendo que la red sea más inteligente.
La nueva red principal RTE-T se apoyará en una red global de rutas regionales y nacionales que alimentarán la red principal. La financiación correrá en gran parte a cargo de los Estados miembros, con algunas posibilidades de financiación regional y del transporte de la UE.
El objetivo es que, de forma progresiva y para 2050, la inmensa mayoría de las empresas y los ciudadanos europeos no necesite más de treinta de minutos de viaje para acceder a la red global.
En conjunto, la nueva red de transportes facilitará viajes más seguros y menos congestionados, así como trayectos más sencillos y rápidos.
La nueva normativa establece unos plazos claros para cada uno de los proyectos que forman parte de la red principal de transporte y establece normas técnicas para que los trenes, barcos, aviones, camiones y automóviles puedan usar la infraestructura de transporte de forma segura y sin dificultades técnicas.
Así, por ejemplo, en 2030 la red ferroviaria principal estará equipada con el sistema europeo de señalización ERTMS, con lo que se favorece que los servicios ferroviarios transfronterizos sean más sencillos y seguros. Los Estados miembros deberán proporcionar suficientes zonas de estacionamiento a lo largo de las carreteras de la red principal para los usuarios comerciales y deberá haber combustibles alternativos limpios en los nodos fundamentales de la red.
También se crearán corredores en la red principal para promocionar el desarrollo coordinado de infraestructuras y formas eficientes de utilizarlas.